Luego del proceso de Independencia la ciudad de Santiago comienza a vivir un explosivo crecimiento demográfico. Se estima que en 1820 la capital estaba poblada por unos 46.000 habitantes, en 1854 por casi 70.000 habitantes y apenas 10 años más tarde por 115.000 personas.
Cuando comenzaba la expansión de la ciudad, en 1839, el Ejército chileno derrotaba a la confederación peruano- boliviana en el pueblo de Yungay. Por iniciativa del entonces Presidente Joaquín Prieto, se erigió una nueva población en el centro poniente de Santiago ese mismo año, en conmemoración de esa batalla. Su valor patrimonial histórico radica principalmente en que el “Barrio Yungay” fue el primer barrio republicano, dando inicio al desarrollo del sector poniente de Santiago. Entre 1839 y 1873, el nuevo barrio se estructura en forma de damero y fue diseñado por Jacinto Cueto y Juan de la Cruz Sotomayor.
Algunas de las familias más acomodadas de la época instalaron allí, con grandes casonas. En su mejor época incluso, el barrio contó con una estación de tren. Posteriormente, al sector llegaron familias de clase media y otras de escasos recursos, quienes originaron alrededor de 65 cités, haciendo aún más diversa su riqueza urbanística. Su fundación genera una estructura urbana y arquitectónica homogénea y continua, con gran riqueza de tipologías constructivas, estilos y de espacio urbano, ejemplificado en la arborización, la homogeneidad de alturas y calles de escala peatonal y local, todos valores presentes en el sector.
En tanto, la creación del barrio Brasil comienza a partir de la venta y urbanización de la chacra de doña Mercedes Portales, en 1873, lo que se consolida con el plan de Vicuña Mackenna que canaliza el Estero de Negrete, que pasaría conformar la Avenida Brasil con su Plaza.
A partir de 1890 este nuevo barrio se pobló con habitantes de diferentes estratos sociales. Desde mineros enriquecidos con la explotación de Chañarcillo e intelectuales como Philippi, Domeyko, Gay y Eusebio Lillo, hasta sectores medios y bajos compuestos por artesanos, zapateros, ebanistas, lavanderas, cocineros, cocheros, herradores, mozos, etc.
Esta característica de barrio heterogéneo sería un referente de cómo "hacer ciudad" y su traducción arquitectónica se plasmaría en la diversidad de tipos y estilos de viviendas y construcciones, desde las grandes casonas hasta aquellas más pequeñas de un solo piso y de fachada pegada a la calle. Sus grandes avenidas, como Brasil y Cumming, y calles menores arboladas con diferentes especies, resaltado la arquitectura y estilo de sus casas y dando aún más vida a este barrio.
Su época de mayor auge fue desde su fundación hasta mediados del siglo XX, cuando el sostenido aumento de residentes provocó hacinamiento y el colapso de su estructura urbana. Además la implementación de la Ruta 5 o Panamericana, la separó del área fundacional de Santiago y la falta de inversión generó un deterioro sostenido del área y de los inmuebles, situación que se hizo crítica a partir de la destrucción generada por el terremoto de 1985.
Con el retorno de la democracia, los vecinos se organizaron a través de un proceso participativo, para recuperar y revitalizar el barrio en conjunto con las autoridades.
Hoy, el Barrio Brasil y el Barrio Yungay se constituyen como referentes patrimoniales de la ciudad de Santiago, por su historia, por su arquitectura y, sobre todo, por la nueva vida que han tomado a partir de su recuperación y protección, transformándose ambas en importantes polos culturales de la ciudad.
